De ahora en adelante, los guardias yerbabuenenses harán las veces, también, de inspectores. Al menos, de manera secundaria. Así lo decidieron la Municipalidad y el Concejo Deliberante de esa ciudad. En una sesión extraordinaria, realizada este viernes y a pedido del intendente radical Mariano Campero, seis ediles aprobaron un proyecto que modifica los roles de la Guardia Urbana Municipal (GUM, por sus siglas).
En concreto, los concejales estuvieron de acuerdo en cambiar el artículo 8 de la ordenanza número 2.076. Con esa norma, a mediados del año pasado había quedado establecida la creación del cuerpo de vigilancia. Esta vez, le agregaron un inciso al texto inicial, que fija que los guardias puedan ejercer, de modo subsidiario, la función de inspector municipal en materia de tránsito, transporte, saneamiento y medio ambiente.
En los considerandos del proyecto -enviado por la intendencia- se lee que, si bien la Guardia fue creada para cumplir tareas de seguridad, se ha constatado que podrían, transitoriamente, asumir otros cometidos que también hacen a la seguridad pública. Para ello, el Ejecutivo local deberá confeccionar los talonarios y las actas de infracción que usarán los guardias y capacitarlos.
“Esta nueva función no tiende a modificar la situación de los agentes. Solamente amplía sus competencias en una tarea de inspección”, explicó Rodolfo Aranda, quien asumió su banca en una controvertida sesión, a fines del año pasado. Cuando se le pregunta si los mismos vigías que portan armamento serán quiénes soliciten a un infractor que cese en su conducta, por ejemplo, contesta que no todos se encuentran armados, sino quienes están asignados a zonas conflictivas u operativos.
Tras su salida a las calles, la Guardia municipal ha estado involucrada en una controversia. Hace unas semanas, el ministro de Seguridad de la provincia, Claudio Maley, y Campero habían intercambiado pareceres, debido a la decisión de este último de equipar a los guardias con armas no letales. Al enterarse, el funcionario provincial deslizó que ninguna de las jurisdicciones municipales estaba autorizada a usar armamento. Finalmente, coincidieron en que se trata de elementos preventivos. Las armas de la polémica disparan postas de goma que viajan a una velocidad de unos 495 pies por segundo. Eso equivale -por ejemplo- a un golpe de puño, en el pecho. No se recomienda que sean usadas a una distancia menor a 12 metros.
Desde diciembre a hoy, Campero ha puesto 60 vigías en las calles. Hasta fin de año, planea duplicar ese número, de acuerdo a sus declaraciones. Con respecto a la inversión, asegura que ha usado fondos del municipio, y que se ha gastado en sueldos, instructores, camionetas, motos, armamento, equipos de comunicación y uniformes, entre otras erogaciones.
La creación de la GUM ha sido en obediencia a lo que el Concejo Deliberante había dictaminado, el año pasado, con la sanción unánime de una ordenanza al respecto. El proyecto había sido impulsado por los ediles Pedro Albornoz Piossek y Lucas Cerúsico, enfrentados con el gobierno local.